Page 74 - Tecnicas de Terapia Cognitiva R Leahy
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Evaluación De los Pensamientos y Comprobación de su Validez
En general, les explico a los pacientes que estamos tratando de elaborar definiciones que po-
dríamos usar en un estudio científico—es decir, que otras personas también podrían emplearlas
y, ante los mismos hechos, llegar a las mismas conclusiones. Por ejemplo, si la definición de
“frío” es “menos 30 grados Fahrenheit”, entonces las personas pueden determinar fácilmente si
afuera hace frío. Si la definición de “conducta exitosa” es” avanzar hacia una meta”, entonces pue-
do evaluar si alguien está progresando hacia su objetivo y así precisar si lo está logrando o no.
Otro problema que se produce frecuentemente con las definiciones de los pacientes es que
son demasiado generales, confusas, idiosincrásicas y/o incoherentes y que pueden variar según
el estado de ánimo. Es importante señalarles cuando una definición es poco clara o imprecisa,
preguntando, por ejemplo: “Si otros usaran su definición de ‘perdedor,’ ¿podrían salir a la calle
y determinar quienes son perdedores y quienes no?” Vale la pena destacar que las definiciones
de los pacientes pueden ser tan idiosincrásicas que apenas se asemejan al modo en que otros
definirían a la misma palabra. El terapeuta debería preguntar, “¿Es así como la mayoría de las
personas definirían este término?” o “¿Cómo utilizan los demás esta palabra?”. Se puede recu-
rrir también a una cierta cuota de humor: “¿Puede su médico examinarlo y ubicar donde se
encuentra su fracaso?” o “¿Existe un análisis de fracaso al que todos puedan someterse?”
Además, la palabra puede estar tan sobrevaluada y ser tan subjetiva que de algún modo im-
pide su definición. Por ejemplo, a nuestros fines, el término “persona valiosa” no tiene sentido
alguno, dado que no hay forma que podamos salir a la calle y determinar quien es valioso y
quien no. Podríamos lidiar con la frase “acciones que valen la pena”—es decir, acciones que
tienen valor para uno y también para los demás—pero incluso aquí estaríamos pisando terre-
no pantanoso, ya que puede ser valedera para un solo individuo, en un determinado contexto
y en un cierto período. Otro modo de refutar la definición ofrecida consiste en preguntar si
existe una manera más simple de describir lo sucedido—sin utilizar la evaluación negativa de la
palabra. Por ejemplo, “¿Sería más exacto decir, ‘Esta conducta no me sirvió esta vez’?” Al reem-
plazar un término general e idiosincrásico por otro más descriptivo y neutral—que detalle más
específicamente lo que ocurrió—disminuye su impacto negativo. En los siguientes capítulos,
volveremos sobre el tema de la vaguedad de los términos, el pensamiento sobregeneralizado
y las evaluaciones negativas. Es muy habitual que los individuos se sientan ofendidos con pa-
labras tales como “persona valiosa”, “perdedor” o “fracaso total”. Recién después de ayudar al
paciente a focalizarse en aquellas conductas que son más o menos adecuadas para él, se puede
comenzar a evaluar cómo aumentar o disminuir su frecuencia. De hecho, podríamos decir que
las definiciones más útiles son aquellas que son claras, reproducibles, que todos pueden verifi-
car y que brindan flexibilidad y libertad de acción.
Remisión a Otras Técnicas
Las técnicas relacionadas incluyen: elicitación de pensamientos automáticos, categorización
de pensamientos en distorsiones cognitivas, análisis de las evidencias a favor y en contra de la
validez y calidad de los pensamientos.
Formulario
Form 3.1 (Definiendo Palabras).
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Terapia cognitiva.indb 73 06/06/2018 12:04:01 a.m.